viernes, 31 de diciembre de 2010

La LOE y Rousseau

La LOE es la ley orgánica estatal que regula las enseñanzas educativas, excepto la universitaria, en España en los diferentes tramos de edad. Fue implantada el 3 de Mayo del año 2006 bajo los principios de calidad de la educación para todo el alumnado, la equidad que garantice la igualdad de oportunidades, la transmisión y efectividad de valores que favorezcan la libertad, responsabilidad, tolerancia, igualdad, respeto y justicia.

Si nos fijamos atentamente en el contenido de esta ley, podemos observar muchos de los principios que, ya en el siglo XVIII, defendía Jean-Jacques Rousseau, y más tarde los autores de la Escuela Nueva.

Este reflejo de la teoría de Rousseau se puede observar sobretodo en la primera parte de la ley, es decir, en el preámbulo, donde de manera sutil se intercalan párrafos que vienen a decir lo mismo que este ilustrado suizo en su época.

Uno de los párrafos a los que nos referimos hace alusión a la importancia que tiene la educación para “construir la personalidad del niño, desarrollar sus capacidades, conformar su identidad personal y configurar su comprensión de la realidad”. Rousseau, por su parte, consideraba esencial la educación para el desarrollo del niño y además, pensaba que se le debe dejar experimentar por sí mismo porque esa es una de las mejores maneras de aprender.

Otro aspecto en el que están de acuerdo Rousseau y los creadores de la LOE es en que la educación es la mejor manera de enseñar el ejercicio de la ciudadanía democrática, responsable, libre y crítica para formar sociedades avanzadas. Este ilustrado pensó que esta sociedad sería más libre si planteamos la educación a base de un transcurso natural, en el que las necesidades del alumno sea lo más importante. Además, también están de acuerdo en que la educación transmite valores que favorecen la tolerancia, la igualdad y la justicia, aspectos imprescindibles para la vida en sociedad.

El aprendizaje durante toda la vida, la continua formación y experimentación y la búsqueda de nuevos conocimientos para lograr una formación completa que nos permita desenvolvernos en la sociedad, también es un punto en común entre la ley y las ideas de este escritor y filósofo. Para este autor, el interés y la curiosidad nos acompañan a lo largo de la vida, y debemos alimentarlos de nuevos conocimientos y experiencias. “Todos los ciudadanos tienen que tener la posibilidad de formarse dentro y fuera del sistema educativo”.

Por último, dentro del preámbulo, vemos que se hace referencia a la importancia que tiene la participación de la sociedad, en general, en el sistema educativo de España en este caso. La participación de los padres y su relación con los maestros es muy importante. Debe haber un acuerdo común entre ambos para que no haya controversias en el trato hacia el niño de unos y de otros. Los maestros, además, deben tratar a los estudiantes con amor, cariño y comprensión, porque como dice Rousseau “La naturaleza formó a los niños para que fuesen amados y asistidos”, es decir, tienen que tener una actitud maternal o paternal con ellos porque la educación siempre partirá de ahí.

Fuera del preámbulo también vemos que se han incorporado en esta ley competencias, algo que no estaba en las anteriores. Estas competencias siguen el modelo de Rousseau porque para él lo más importante es lo que el niño puede hacer, es decir, que el aprendizaje sea significativo y tenga una utilidad, que la educación no sea un simple almacenaje de información.

Es insólito que tres siglos después, el legado de Rousseau siga de actualidad y tan presente en nuestras vidas. Esto nos indica la grandeza de este filósofo y la de todas sus aportaciones. 


 


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